La falta de profesionales de enfermería en los centros de salud es cada vez más notoria en todo el mundo. Podría pensarse que muchas enfermeras y enfermeros han renunciado debido al gran agotamiento que sienten. Esto, debido a haber atravesado dos años de largas jornadas de trabajo con licencias y descansos reducidos. Sin embargo, esta renuncia masiva parece obedecer a otras cuestiones.

Generalmente, enfermeras y enfermeros deben atender a un número excesivo de pacientes y, al mismo tiempo, realizar otras tareas, muchas de ellas administrativas. Todo, por un salario que es, en la mayoría de los países, bajo. Esta situación se recrudeció con la pandemia.

No obstante, existen ciertas iniciativas, intentos por mejorar las condiciones laborales del personal de enfermería y, al mismo tiempo, promover prácticas de atención seguras en relación a las y los pacientes. Por ejemplo, la Ley A.B. 394 del estado de California. Esta establece un número máximo de pacientes por enfermero/a. También, el proyecto de ley promovido por el Sindicato de Enfermería, en España, que busca implementar la misma medida.

Escasez de profesionales de enfermería: principal preocupación

El año pasado, en Argentina, renunciaron unos 50 enfermeros y enfermeras del Hospital Durand de Buenos Aires. Según comentaron en aquel momento desde la Asociación de Trabajadores Estatales (ATE), las y los profesionales tomaron esa decisión porque se encontraban disconformes con el nivel de los salarios y las condiciones laborales.

Pero no es una situación que afecta solo a Argentina.

El pasado mes de marzo, la ECRI, entidad sin fines de lucro que analiza la seguridad, calidad y rentabilidad de la atención de los centros sanitarios de todo el mundo, publicó una lista con las preocupaciones para el año 2022 en lo que respecta a la seguridad del paciente. La principal es la escasez de personal.

Además del estrés relacionado con la pandemia, que ha inducido a enfermeras/os y médicas/os a dejar sus trabajos, la ECRI señala que una alta proporción de enfermeros/as están cerca de la edad jubilatoria. En este sentido, expresa que es poco probable que los centros de formación puedan proporcionar suficientes profesionales para reemplazar a los/as que se jubilan.

Por otra parte, se plantea que, frente a este contexto, los/as enfermeros/as itinerantes no son una solución porque no conocen en profundidad las instalaciones hospitalarias. Tampoco a sus colegas ni a su equipo de trabajo. También, se señala como una preocupación la salud mental de los trabajadores sanitarios de primera línea.

Una práctica insegura

Clara Yim Bolduc trabajaba como enfermera en un hospital en el estado de Maine, Estados Unidos. Recientemente renunció a su labor y escribió las razones en un artículo publicado en el diario Boston Globe, que alcanzó una gran repercusión.

Bolduc plantea que, gracias a su experiencia como enfermera, pudo saber que la mayoría de los hospitales ignoran los límites esenciales en la proporción de enfermeras por paciente porque no hay reglamentación al respecto.

“Podemos discutir sobre las razones: -déficit presupuestario, crisis de personal, ¡una pandemia! –, pero las preocupaciones sobre las proporciones inseguras de personal se han expresado durante décadas y es probable que continúen hasta que los hospitales se vean obligados (…) a aceptar que las enfermeras no son pozos sin fondo de productividad”, indica la profesional en su artículo.

En este punto, agrega que hay riesgos legales y éticos inherentes al cuidado de demasiados pacientes al mismo tiempo. Entre esos riesgos se pueden mencionar los errores, de los cuales las enfermeras y enfermeros son responsables, sin importar la cantidad de personal que existan en el centro de salud.

Frete a este contexto, Bolduc proclama: “No tenemos herramientas para mitigar estos riesgos. En los lugares en los que he trabajado, no existen políticas o procedimientos de ‘dotación de personal de nivel de crisis’ para aliviar a las enfermeras (…) de los requisitos de registros engorrosos, ni [de] ninguna otra tarea, sin importar cuántos pacientes tengan, sin importar qué tan enfermos estén”.

Proyecto de ley en España

El proyecto de Ley de Seguridad del Paciente, actualmente en discusión parlamentaria en España, establece que en las Unidades de Hospitalización se debe asignar un máximo de 6 pacientes por cada enfermera o enfermero, pudiéndose establecer hasta un máximo de 8 pacientes en función de sus condiciones de salud, de las características de la unidad y de la franja horaria de trabajo.

De acuerdo con el Sindicato de Enfermería, hasta el momento “ningún hospital público español puede garantizar una atención y cuidados con el nivel de seguridad adecuado, al no contar con el número suficiente de enfermeras y enfermeros”.

Por ejemplo, en las Unidades de Urgencias (Observación), hay desde 4,5 a 4,7 pacientes por cada profesional de Enfermería. Mientras que, en las unidades de Ginecología y Obstetricia, hay entre 9,5 y 18,9 pacientes por enfermero/a. En tanto, en Cirugía Infantil, hay entre 5,7 y 13,1 pacientes por cada profesional. Y en lo que respecta a los hospitales de Nivel 1 (menos de 200 camas), hay entre 10,6 pacientes y 21 pacientes por cada enfermero/a, dependiendo del día y turno.

En concreto, en las unidades médicas hay entre 10,6 y 21,6 pacientes por enfermera/o; en las unidades quirúrgicas, entre 10,1 y 21,3 pacientes por profesional; y en las Unidades Mixtas, entre 11 y 19,5 pacientes por enfermero/a.

El ejemplo de California para mejorar las condiciones laborales de las/los profesionales de enfermería

En 1999, las enfermeras de la Asociación de Enfermeras de California promovieron el proyecto de Ley A.B. 394, que buscaba establecer un número máximo de pacientes por cada enfermera/o.

La acción contó con amplio apoyo de los pacientes y el público en general, que incluyó miles de cartas, llamadas y una manifestación masiva en los escalones del Capitolio el día de la votación legislativa final.

Los ejecutivos de los hospitales y la industria hospitalaria, incluida la Asociación de Hospitales de California, presionaron mucho para derrotar la ley. De hecho, abogaron por proporciones numéricas de pacientes ridículamente altas.

Sin embargo, no pudieron evitar que, en 2004, fuera puesta en vigencia en todos los hospitales de cuidados intensivos de California.

En la página de la entidad National Nurses United explican que, tras la aplicación de esta ley en el Estado de California, la enfermería volvió a ser una profesión gratificante.

Es más, las mejores condiciones laborales californianas atrajeron a enfermeras de todo Estados Unidos, que apreciaron poder practicar la enfermería en un entorno de trabajo seguro que les permite pasar tiempo con sus pacientes.

Como consecuencia, el reclutamiento y la retención de enfermeras mejoraron notoriamente en ese estado, ahorrando a los hospitales el gasto y la interrupción clínica de la rápida rotación del personal de enfermería. Lo que es más importante, las mayores proporciones de personal han mejorado la seguridad de los pacientes y salvado vidas.