Se trata del henipavirus LayV. Desde el año 2018, LayV infectó a 35 personas. Ninguno de los casos parece estar relacionado. Se cree que es transmitido por las musarañas, que podrían haber infectado a las personas directamente o a través de otro animal intermediario.
El pasado 4 de agosto un artículo, publicado en el New England Journal of Medicine, advirtió sobre la existencia de un nuevo virus animal, identificado en el este de China, que puede infectar a las personas. Se trata del henipavirus Langya (LayV). Desde el año 2018, LayV infectó a 35 personas. Pero ninguno de los casos parece estar relacionado. Se cree que es transmitido por las musarañas, que podrían haber infectado a las personas directamente o a través de otro animal intermediario.
Las y los investigadores sostienen que LayV no resultaría mortal. “No hay una necesidad particular de preocuparse por esto, pero la vigilancia continua es crítica”, dijo a la revista Science Edward Holmes, un virólogo evolutivo de la Universidad de Sydney. Y agregó: “Analizar periódicamente a personas y animales en busca de virus emergentes es importante para conocer el riesgo de enfermedades zoonóticas”.
El virus lleva el nombre de una ciudad llamada Langya, en Shandong. De allí era originario, dice la coautora Linfa Wang, viróloga de la Facultad de Medicina Duke-Universidad Nacional de Singapur.
Hasta el momento, las y los especialistas detallaron que el patógeno puede causar los siguientes síntomas:
LayV está estrechamente relacionado con otros dos henipavirus conocidos por infectar a las personas: Hendra y Nipah. Estos también causan infecciones respiratorias y pueden ser mortales.
El equipo de investigación que identificó a LayV lo hizo durante el seguimiento de pacientes en tres hospitales de las provincias chinas de Shandong y Henan, entre abril de 2018 y agosto de 2021. Los participantes fueron reclutados en el estudio si tenían fiebre.
El equipo secuenció el genoma del LayV a partir de una muestra de garganta tomada del primer paciente identificado con la enfermedad, una mujer de 53 años.
A lo largo del periodo de estudio, los investigadores encontraron 35 personas infectadas por el LayV, en su mayoría agricultores, con síntomas que iban desde la neumonía grave hasta la tos. La mayoría de los pacientes declararon en un cuestionario que habían estado expuestos a un animal en el plazo de un mes desde la aparición de los síntomas.
El genoma del LayV muestra que el virus está estrechamente relacionado con el henipavirus Mojiang, que se aisló por primera vez en ratas de una mina abandonada en la provincia meridional china de Yunnan en 2012. Los henipavirus pertenecen a la familia de virus Paramyxoviridae, que incluye al sarampión, las paperas y muchos virus respiratorios que infectan a las personas. Se han descubierto otros henipavirus en murciélagos, ratas y musarañas, desde Australia hasta Corea del Sur y China, pero solo se sabe que Hendra, Nipah y ahora LayV infectan a las personas.
Los investigadores no encontraron pruebas sólidas de la propagación del LayV entre las personas: no hubo grupos de casos en la misma familia, en un corto período de tiempo o en estrecha proximidad geográfica. “De los 35 casos, ni uno solo está relacionado”, afirma Wang.
No obstante, es importante tener en cuenta que el estudio realizó un rastreo retrospectivo de los contactos de solo 15 familiares de 9 personas infectadas, lo que hace difícil determinar cómo se expusieron exactamente las personas. Aun así, los datos no deben causar alarma desde una perspectiva de amenaza de pandemia.
Para determinar el posible origen animal del virus, los investigadores analizaron los anticuerpos contra el LayV en cabras, perros, cerdos y vacas que vivían en los pueblos de los pacientes infectados, y tomaron muestras de tejido y orina de 25 especies de pequeños animales salvajes para buscar la presencia del ARN del LayV. Encontraron anticuerpos contra el virus en un puñado de cabras y perros, e identificaron el ARN viral del LayV en el 27% de las 262 musarañas tomadas como parte de la muestra. Esto sugiere que estos animales son un reservorio del virus, que transmiten el LayV entre ellas y que infectan a la gente. Aunque no se sabe cómo. Es decir, si las personas fueron infectadas directamente por las musarañas o a través de otro animal intermedio.
Por eso, todavía son necesarias investigaciones que indaguen sobre este punto y, también, sobre cómo se propaga el virus en las musarañas. En este sentido, se necesita un sistema de vigilancia mundial que detecte la propagación del virus y comunique rápidamente los resultados para evitar más pandemias, como la desencadenada por el COVID-19.
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