Dos investigaciones publicadas por Nature revelan que regiones oscuras del genoma contienen información relevante para comprender distintos tipos de cáncer
Investigadores españoles y canadienses consiguieron descifrar regiones hasta ahora inexploradas del genoma de células tumorales e identificaron dos mutaciones, una presente en la leucemia linfática crónica y otros tumores y otra que está en más de la mitad de un tipo de meduloblastoma.
Dos investigaciones, que publicó la revista “Nature”, demuestran que las regiones oscuras del genoma, que todavía no habían sido exploradas debido a su complejidad, tienen mutaciones relevantes para comprender el desarrollo de distintos tipos de cáncer.
Los trabajos los llevaron a cabo científicos de un consorcio de investigadores del Centro de Investigación del Cáncer de Ontario y el Hospital for Sick Children de Toronto, el Hospital Clínic-Idibaps de Barcelona y la Universidad de Oviedo.
En su investigación, identificaron mutaciones que explican la evolución agresiva de la leucemia linfática crónica y el meduloblastoma, un tipo de cáncer del sistema nervioso, y otros tipos de tumores, lo que permitirá desarrollar nuevos marcadores pronóstico para clasificar estos tumores y abrir nuevas vías para crear terapias específicas.
Según explicaron el director de investigación del Hospital Clínic, Elías Campo, los dos estudios describen por primera vez la relevancia de estas regiones inexploradas del genoma en la progresión tumoral gracias a una nueva metodología bioinformática.
Según Campo, a diferencia de las mutaciones que se habían identificado hasta ahora, que afectaban a genes que codifican proteínas, las dos mutaciones identificadas en estos trabajos afectan a un gen muy pequeño y que no codifica proteína.
Sin embargo, este gen, denominado U1-snRNA, contribuye a la maduración de la mayor parte de los genes expresados en la célula, por lo que estas mutaciones tienen un efecto en cascada que afecta a mecanismos moleculares implicados en la aparición y progresión del cáncer.
El catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Oviedo, Xose Puente, uno de los autores de la investigación, recordó que “el tipo de mutación determina la evolución del tumor, así como la respuesta al tratamiento con fármacos específicos, de ahí la necesidad de conocer las mutaciones que causan esta transformación”.
Durante los últimos 10 años, el Consorcio Internacional de Genomas del Cáncer (ICGC) secuenció el genoma de más de 17 000 tumores de los principales tipos de cáncer para identificar los genes mutados en estos tumores.
“Lamentablemente, algunas regiones del genoma son tan repetitivas y complejas, que habían quedado más allá de lo explorable con la tecnología de la que disponíamos. Es como tratar de completar un puzle de una foto de un cielo azul. La mayor parte de las piezas azules podrían encajar en cualquier parte del puzle, por lo que es muy difícil de completar”, puso como ejemplo Puente.
Ahora, los científicos no solo han podido investigar estas regiones, sino que el análisis de más de 2500 genomas tumorales ha revelado la existencia de dos mutaciones en distintos tipos de tumores, que también se pueden producir en otras regiones similares y participar en otros cánceres o enfermedades genéticas.
En concreto, la mutación U1-snRNA se identificó en muestras de leucemia linfática crónica, la leucemia más frecuente en adultos, así como en carcinoma hepático, mientras que otra mutación en el mismo sitio del genoma está presente en casi todos los tumores de pacientes adultos con meduloblastoma tipo SHH y en otros subtipos de este grupo de tumores cerebrales.
La validación funcional y clínica, hecha por investigadores del Hospital Clínic-Idibaps y la Universidad de Oviedo, confirmó que esta mutación provocaba una cadena de alteraciones en múltiples genes y que está asociaba a las formas más agresivas de la leucemia linfática crónica.
“Hemos conseguido explicar por qué en un grupo de pacientes la enfermedad evoluciona rápidamente y requiere tratamiento, mientras que en otros la leucemia es indolente y no requiere de tratamiento durante años”, detalló Elías Campo.
Según el investigador, conocer estas dos mutaciones representa una nueva oportunidad de tratamiento, y no descarta que fármacos que se están probando para otros tipos de tumores puedan ser útiles en el tratamiento de estos pacientes.
También puede facilitar que el sistema inmune reconociera las células tumorales mediante nuevos tratamientos de inmunoterapia.
“Este estudio no solo es el primero en identificar mutaciones funcionales en las zonas repetitivas del genoma, sino que pone de manifiesto la relevancia de hacer públicos y accesibles todos los estudios genómicos para que la comunidad científica pueda reanalizarlos a medida que se desarrollan nuevas herramientas de análisis”, concluyó Campo. EFE
'-Agencia EFE
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