Se conmemora nuevamente el Día Mundial de la Lepra. La iniciativa busca priorizar iniciativas que ayuden a disminuir la transmisión de la enfermedad. En Latinoamérica, se necesita una detección más temprana de los casos.
El 29 de enero se conmemora un nuevo Día Mundial de la Lepra. La efeméride, avalada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), lleva como lema para este 2023: “Actúa ahora, elimina la lepra”. La fecha busca generar conciencia acerca de esta enfermedad milenaria prevenible y tratable. Desde la OMS, solicitan que se prioricen todos los esfuerzos destinados a barrer la transmisión de la enfermedad. Además, piden que se de fin al estigma y la discriminación que la patología aún genera entre quienes la padecen.
La entidad espera que, para 2030, alrededor de 120 países logren dar con cero infección y enfermedad, cero discapacidad asociada, cero estigma y cero discriminación. Para ello, deposita expectativas en naciones de América Latina. Pero en la región -a pesar de algunos avances registrados en las estadísticas de prevalencia- el grado de transmisión de la lepra, los casos registrados en población infantil y las discapacidades desencadenadas, resultan todavía inaceptables.
Un artículo reciente, publicado en la Revista Panamericana de Salud Pública, brinda un panorama del impacto epidemiológico que tiene la patología en América Latina. En primer término, lleva la firma de Miguel Ángel Cáceres Durán, investigador de la Universidad Federal de Pará (Brasil). Allí se comenta que, durante 2020, alrededor de 21 países de la región reportaron casos nuevos de lepra. Estos, ocurrieron en países como Brasil, en donde la enfermedad persiste como un problema de salud pública ( >1 caso por 10.000 habitantes). Pero en Argentina, Colombia, México o Paraguay, también se comunicaron más de 100 casos nuevos durante ese mismo periodo. “Esto indica que, a nivel regional, se necesitan mejores estrategias para el control de la enfermedad”, comenta Cáceres Durán en el artículo.
En América Latina, la distribución de la enfermedad es profundamente desigual. Alrededor del 93% de los casos de lepra que se detectanen la zona, ocurren en Brasil. Los restantes países de la región manejan prevalencias siempre menores a un caso por cada 10.000 habitantes. Todos han logrado -en gran medida, gracias a la adopción del tratamiento con antibióticos- mejorar dichas tasas de prevalencia.
Por el contrario, el impacto de la poliquimioterapia en la tasa de incidencia de la enfermedad no ha sido el esperado. “La vigilancia activa, el diagnóstico temprano y la planificación de acciones, son importantes para disminuir, o detener, la transmisión en los países”, asegura Cáceres Durán. Y agrega que “a menos que los ministerios de salud, e instituciones correspondientes, desarrollen y apoyen estrategias audaces en todos ellos, el número de nuevos casos diagnosticados podría seguir estancado o, incluso, en aumento”.
Aunque la lepra es más común en adultos, se diagnostican también casos de lepra infantil en distintos países de América Latina. Los epidemiólogos consideran a este fenómeno como un indicador de elevada transmisión de la enfermedad en el seno de una población. Señala que existe circulación activa del bacilo responsable y un fracaso del sistema de salud para controlar la enfermedad.
Un niño con lepra enfrenta siempre un mayor riesgo de sufrir discapacidad. Además, se expone durante un mayor lapso de tiempo a los efectos sociales y psicológicos que acompañan a la enfermedad.
Según Cáceres Durán, una estrategia de detección de la patologia en edades escolares podría ser valiosa en el objetivo de “transmisión cero”.
La presencia de discapacidad asociada a lepra en América Latina es otro de los motivos de preocupación. La OMS considera a su aparición (especialmente la de grado 2 o DG2) como un indicador útil en el monitoreo de medidas sanitarias. Cuando la discapacidad ya aparece en casos nuevos deja en evidencia un retraso en la detección de la enfermedad.
Cáceres Durán cree que en la región se deben intensificar los programas de detección temprana. Considera que la elevada transmisión del bacilo y la lepra infantil, así como el hallazgo de discapacidad asociada, así lo solicita. “Todos estos rasgos de la lepra revelan una falta de atención médica adecuada”, concluye en el artículo.
-Cáceres-Durán MA. Comportamiento epidemiológico de la lepra en varios países de América Latina, 2011-2020. Rev Panam Salud Publica. 2022;46:e14. https://doi.org/10.26633/RPSP.2022.14
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