El libro La vida inmortal de Henrietta Lacks tuvo un gran impacto en el público al provocar reflexiones sobre cómo la ciencia y la medicina abordan sus investigaciones e innovaciones. Dilema ético, desarrollo científico y el rol que juegan las personas involucradas en esta historia.
El libro de Rebecca Skloot convertido en best seller, The Inmortal Life of Henrietta Lacks (La vida inmortal de Henrietta Lacks), describe la historia de una mujer afroamericana a la cual su médico, George Otto Gey, le extrajo células cancerosas sin autorización y las cultivó en el año 1950.
Esta experiencia desembocó en uno de los descubrimientos más importantes de la ciencia moderna.
Las células de Henrietta Lacks se mantenían con vida y se reproducían sin cesar, lo que dio origen al primer cultivo celular inmortal. El mismo lleva el nombre de las células HeLa por sus iniciales y ha dado lugar al desarrollo de más de 70.000 experimentos científicos en todo el mundo.
Nacida en 1920 en Clover, Virginia (Estados Unidos), Henrietta Lacks fue una mujer afroamericana de origen humilde que trabajaba en una planta de tabaco, al igual que lo habían hecho sus ancestros esclavos.
En 1951, desarrolló un tipo de cáncer agresivo y los doctores del Hospital Johns Hopkings tomaron una muestra de su tejido sin su consentimiento. Ella murió sin saber que sus células se irían a convertir en “inmortales”.
Las células HeLa fueron esenciales en el desarrollo de la vacuna contra la polio. También ayudaron al desarrollo de las investigaciones de la fertilización in-vitro, clonación, mapeo genético y en ayudar a conocer cómo trabajan las células cancerosas y de innumerables virus.
Incluso actualmente, estas células se utilizan en todos los laboratorios a nivel mundial, donde se compran y venden por billones.
Descifrar por qué las células HeLa no mueren como las demás es todavía un misterio. Lo que saben los científicos es que Henrietta tenía cáncer cervical causado por el HPV, y sus células tenían múltiples copias del genoma de este virus en ellas. Algunos estudios se preguntan si las múltiples copias del HPV combinado con algo más en el DNA de Lacks causaron que sus células crecieran como lo hicieron.
Henrietta también tenía sífilis, lo cual pudo deprimir su sistema inmune y desarrollar células cancerosas más agresivas. Pero muchas personas tuvieron HPV y sífilis (particularmente en los años 50) y sus células no crecieron como las de ella. Los científicos aún no pueden explicar por qué las células de esta mujer crecen con tanta potencia cuando otras no lo hacen de la misma manera.
Es un mensaje subjetivo, ya que hay diferentes mensajes potenciales en el libro sobre la verdad, la etnia y la medicina, la clase social, el acceso a la educación y el cuidado de la salud. Pero es, sobre todo, una historia sobre una familia y el impacto que puede tener en los niños perder a una madre.
Además, expone el hecho de que hay personas detrás de los billones de muestras biológicas que se utilizan en investigación a diario.
Miles de científicos trabajan a diario con células HeLa y nunca se detuvieron a pensar de dónde provenían, si la persona donante dio o no su consentimiento o si su familia estaba al tanto. Son preguntas que algunos científicos no se cuestionan.
Lo más relevante de la historia es dar luz al hecho de que detrás de cada investigador o investigadora hay seres humanos. Los científicos de la historia de las células HeLa, fueron demonizados por mucho tiempo y esta historia busca reivindicar el lugar trascendental que ocuparon en este descubrimiento.
Consultada por Océano Medicina, la médica María del Carmen Seveso, miembro del Comité Hospitalario de Ética y Bioética de Investigación del Hospital 4 de Junio de Presidencia Roque Sáenz Peña, Chaco, comenta que en Argentina la Ley de Trasplante de Órganos, Tejidos y Células, Nº 27.447, entró en vigencia el 4 de agosto de 2018.
La misma exceptúa:
a) Los tejidos y células naturalmente renovables o separables del cuerpo, conforme a lo que se detalle en la reglamentación.
b) La sangre y sus hemocomponentes, para fines transfusionales regulados en la legislación específica.
c) Las células y los tejidos germinativos para fines de reproducción humana asistida.
d) Las células para ser utilizadas en investigación básica.
La nueva ley no menciona estas excepciones. Sí lo hacen la anterior y su reforma. En este sentido, añade que: “la Ley de Trasplante, N° 24.193 de marzo de 1993, y su modificatoria 26.066 del 30 de noviembre de 2005, establecen las normativas para la actividad trasplantológica tanto de órganos como de tejidos (http://www.incucai.gov.ar/institucional/).
Dentro de las atribuciones que le confiere la ley, el INCUCAI debe regular las actividades trasplantológicas, coordinarlas y también emitir normativas al respecto. Este organismo elaboró varias resoluciones que regulan las actividades relacionadas con los tejidos:
Resolución Nº 187/01 “Normas de procedimiento y organización de registros de solicitud de membrana amniótica para su implante”.
Resolución Nº 148/01 “Normas para la habilitación de bancos de piel y para la acreditación de los profesionales para la práctica de la ablación, procesamiento, conservación, almacenamiento, distribución y transporte de la misma”.
Resolución Nº 260/99 “Normas para la habilitación de banco de tejidos del sistema músculo esquelético y osteoarticular”.
Resolución Nº 29/97. “Normas para la habilitación de banco de homoinjertos valvulares y vasculares y autorización de profesionales”.[1]
Por otro lado, la doctora detalla que: “No toda la comunidad médica tiene acceso a conocimientos bioéticos, ya que la docencia en pregrado no es generalizada y luego, en la práctica, no todos las instituciones cuentan con comités u organismos relacionados.”
Al preguntarle acerca de si es necesario el conocimiento de los nombres de los pacientes a la hora de utilizar un tejido en una investigación opina que “exponer los nombres de pacientes no es necesario y en algunas investigaciones se exige confidencialidad, por lo que se reemplaza con un número conocido solo por el investigador.”
[1] Servicio de Bancos de Tejidos Hospital Garrahan.
Organización Mundial de la Salud
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